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viernes, 16 de diciembre de 2011

RATAS POR ELVIRA DAUDET

"¡Alerta, ciudadanos!, una feroz camada 

de hombres grises ha invadido la tierra.

Son hombres de ceniza, despiadados,
grises como el cemento, sin espina 
dorsal que los sostenga de pie como a los hombres,
aplastan las estrellas como chinches, 
y quieren apagarnos la luna y cosernos 
los besos. Si los dejáis os beberán la sangre,
arrasarán los sueños, junto al vino
y el pan que os alimentan. ¡Despertad!
Vigilad noche y día a vuestros hijos,
antes de que os los roben
y les saquen su corazón de tórtola,
o el higado para hacerse un trasplante,
como el hombre del saco
de los terribles cuentos infantiles.
A veces les succionan el cerebro
y los devuelven del infierno huecos,
sin voluntad ni risa, como cascos vacíos.

Sin trabajo, sin hogar y sin patria, 

ya ni el cielo ni el viento os pertenecen:
son de estos hombres de humo que envenenan
el aire con sus cuerpos podridos, donde anidan 
los números abyectos, causa de la miseria,
mortal como la peste, que recorre la tierra.
Ratas que mondan la hermosa piel azul
con el ácido verde de su orina,
emborronando 
el día de sucias serpentinas. Son los mismos 
que queman las cosechas para subir los precios 
y jugar en la bolsa con la hambruna. 
Los que borran países de los mapas
con el pulgar enhiesto, y arrasan a los pueblos
de civilizaciones milenarias -ay, Grecia-
con las bombas de su codicia en llamas.
Hombres de gestos grises y próstatas zurcidas
con el hilo de oro del manto de la Virgen,
que viajan en vehículos blindados,
se esconden en altas madrigueras, protegidos
por mil canes feroces
y duermen en sendas cajas fuertes: tienen miedo.
Como estatuas de frágil escayola,
desde su pedestal parecen fuertes,
vivos, aunque sepamos que no tienen corazón.

Los podréis conocer: toda la peste

viste trajes de lana gris inglesa,
tiene grises y escasos los cabellos, 
ojos de acero astutos, escondidos,
que congelan la luz de la mañana.
Utilizan palabras terminales 
y su sueño voraz hiela la sangre:
quieren el Partenón, el Coliseo, 
la Puerta de Alcalá; ser los dueños de Europa.
Nosotros les sobramos y van a devorarnos.

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