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domingo, 24 de febrero de 2013

PORQUE LA MANO DE LA MISERIA SE ACERCA por Begoña Leonardo

El pueblo está saliendo a la calle. El pueblo ha escuchado tantas palabras que mentian, palabras que no se sujetan dentro de corazones libres, de mentes que han sido alimentadas en libertad.
Retrocedemos a un tiempo que nos aisla de lo conquistado, que nos convierte en mofa para europeos consagrados como tales, que si se esfuerzan muy poco nos dan la mano, pero que, prefieren divertirse a costa del debilitado país vecino. La España de pandereta, cutre, alejada de Europa, del progreso, la España detenina ha vuelto; y, aunque tengamos Internet y dos carreras por barba, las neveras de miles de personas están vacías.
La resistencia es lo que nos queda, es lo que nos dicen, pero, éso no basta, porque metidos en casa, nadie acudirá a proponernos la mejor opción para alimentar a la prole sin nada, como mucho, nos remitirán a la beneficencia, que es la caridad que despliega el poder y aplauden ricos para tener callados a los pobres.

Salimos a las plazas y de nuevo surgen plataformas que agrupan disconformes de toda clase de pelaje. gentes que siguen creyendo que la unión hace la fuerza, que somos poderosos juntos y que somos capaces de cambiar la realidad impuesta por los mafiosos del capital.
En los últimos días hemos albergado cierta esperanza. Desahucios que se han evitado, una tregua al menos, un parche en la maltrecha cotidianidad de las honradas familias, que creyeron que lo que firmaban en su día, no era una condena a muerte. Mientras, en la calle, personas con todo perdido menos su tiempo del que disponen al completo, arriman el hombro, despliegan su solidaridad, dan cobijo a sus semejantes, conocedores de que mañana pueden ser ellos, puedo ser yo, tú, cualquiera. Porque la mano de la miseria se acerca a cada uno de nosotros, no queda otra que convertirnos en gigantes. El enemigo siempre nos va a ver pequeñitos, que se lo crea. Somos muchos y estamos preparados.

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